GLAUCOMA

El glaucoma ocular es una enfermedad crónica del nervio óptico irreversible y se debe a una presión excesiva en el ojo. Como consecuencia, el nervio sufre un gran estrés y pierde fibras nerviosas, que son neuronas encargadas de enviar las imágenes que percibimos hacia el cerebro.

Cuando se padece glaucoma en el ojo, esas neuronas no se pueden recuperar. No obstante, existen tratamientos para proteger las sanas y evitar así el desarrollo de la enfermedad. Por ello es vital hacer revisiones oftalmológicas con frecuencia. Sigue leyendo para saber qué es el glaucoma en realidad.

Es una enfermedad silenciosa: el 50% de las personas que lo tienen no sabe que lo padece ya que los síntomas del glaucoma normalmente no se manifiestan con dolor o visión borrosa como otras afecciones hasta que está muy avanzada. Aun así, algunas personas con esta afección presentan los siguientes síntomas:

• Pérdida de visión lateral (periférica) o central del campo visual.
• Caídas o accidentes por pérdida de visión.
• En ataques agudos de glaucoma:
  • Dolor ocular y fuerte dolor de cabeza
  • Visión borrosa
  • Ojos rojos
  • Halos alrededor de las luces
  • Náuseas y vómitos

Entendiendo la presión ocular

Para comprender los distintos tipos de glaucoma, es fundamental entender el concepto de presión ocular. En el ojo existe un líquido (humor acuoso) que se renueva constantemente y sale a través de una red (malla trabecular) en el ángulo, donde se juntan el iris y la córnea. Si hay un exceso de líquido o un mal funcionamiento de drenaje, ese líquido no evacúa de forma adecuada y aumenta la presión del ojo.

1. Glaucoma de ángulo abierto

Es el más frecuente y se produce cuando el ángulo del ojo está abierto, pero la malla trabecular no funciona del todo bien, por tanto el líquido no drena correctamente y se genera una presión que deteriora el nervio. Actúa lentamente y la persona no se da cuenta hasta que la enfermedad está avanzada.

2. Glaucoma de ángulo cerrado

En caso de que el iris sobresale hacia adelante estrechándose, puede bloquear el ángulo de drenaje y el líquido quedará estancado sin poder circular ni salir de la parte delantera del ojo por falta de espacio, aumentando la presión. Puede aparecer de forma brusca y con dolor (agudo) o lenta y gradual (crónico).

3. Glaucoma congénito

El glaucoma congénito no es muy frecuente, pero puede llegar a ser grave. Puede aparecer por malformaciones oculares congénitas o hereditarias en el nacimiento o en los primeros 3 años de vida, y es necesario el gen en ambos progenitores para que se desarrolle la enfermedad.

4. Glaucoma de tensión normal

No se conoce el motivo, pero en ocasiones el nervio puede verse perjudicado aun teniendo la presión ocular normal. Podría ser debido a que la sangre no llega con suficiente fuerza al nervio óptico por otro tipo de afecciones que la bloquean, como acumulación de grasa en las arterias.

El glaucoma se diagnostica mediante un examen oftalmológico en el cual el especialista puede utilizar diversos métodos para analizar distintas partes del ojo y su correcto funcionamiento. Entre estos métodos se encuentran:

• Medir la presión ocular.
• Analizar la visión periférica del paciente mediante campimetría.
• Una tomografía de coherencia óptica para comprobar el estado de las fibras del nervio óptico.

Para saber si se tiene glaucoma, la solución es siempre acudir a un experto ya que normalmente esta enfermedad no es percibida por el paciente, y si no se diagnostica a tiempo puede ser demasiado tarde.

Los tratamientos del glaucoma pretenden mejorar el drenaje y reducir la producción de humor acuoso. Los más habituales, de menos a más invasivos, son:

• Colirios hipotensores, que son medicamentos en gotas que se administran diariamente para reducir la presión intraocular.
• Tratamiento láser para mejorar el sistema de filtración del ojo. La recuperación suele ser rápida.
• Operación de glaucoma. Es una operación quirúrgica que se realiza cuando los colirios no son suficientes y la enfermedad es más grave. 

Ni la operación de glaucoma ni otros tratamientos devuelven la visión ya perdida  porque los nervios dañados no se pueden recuperar, pero pueden disminuir la presión del ojo frenando el desarrollo de la enfermedad y la posible pérdida de la visión.

Existen algunos factores que pueden aumentar la probabilidad de sufrir esta enfermedad. Algunos son algo más evidentes, pero de otros aún no se conoce exactamente el motivo, como la relación entre el glaucoma y la diabetes o las enfermedades vasculares. Entre las causas del glaucoma se encuentran las siguientes:

• Hipertensión ocular o presión del ojo alta.
• Tener más de 60 años.
• Tener antecedentes familiares de glaucoma.
• Miopía o hipermetropía altas.
• Ser de origen africano o asiático.
• Diabetes, presión arterial descompensada, enfermedades cardíacas, alteraciones de la circulación de la sangre, etc.
• Tener un ángulo (formado por córnea e iris) estrecho, o tener la córnea delgada.
• Traumatismos oculares.
• Enfermedades oculares como patologías de córnea, retina, uveítis, etc.

El diagnóstico precoz de la enfermedad para poder frenarla es esencial, contacta ya con un especialista para una revisión.