TUMORES DE CONJUNTIVA

¿Qué son los tumores de conjuntiva?

Los tumores de la conjuntiva son masas anormales de tejido que aparecen en la conjuntiva: es decir, en la membrana mucosa y transparente que recubre el globo ocular excepto la córnea, incluyendo la esclérotica (el “blanco del ojo”) y la cara interna de los párpados. Junto con los tumores en el párpado, los tumores de la conjuntiva son los más comunes en el ojo.

Estos tumores pueden ser pigmentados o no pigmentados, benignos o malignos; si bien estos últimos son la minoría, pueden llegar a ser muy agresivos y poner en peligro la visión o, incluso, la vida del propio paciente, por lo que el diagnóstico precoz es muy importante en estos casos para aplicar a tiempo el tratamiento adecuado. Es decir: ante cualquier cambio o lesión apreciable en el ojo, debemos acudir a un oftalmólogo para que examine el problema.

Tipos de tumores de conjuntiva

Son muchos los tipos de tumores que pueden llegar a manifestarse en la conjuntiva del ojo, pero básicamente podemos agruparlos en dos grandes grupos:

  • congénitos
  • adquiridos

A su vez, los tumores pueden ser:

  • benignos/malignos
  • pigmentados/no pigmentados

Entre los tumores benignos encontramos algunos relativamente comunes como el papiloma, mientras que entre los malignos encontramos algunos especialmente graves como el carcinoma epidermoide y el melanoma, que pueden hacer peligrar no sólo la visión sino la vida del propio paciente, por lo que es clave la detección a tiempo.

¿Cuáles son las causas de un tumor de conjuntiva?

Este tipo de tumores pueden surgir a partir de cualquier célula de la conjuntiva, si bien los más frecuentes son los de origen epitelial, que representan entre un 30% y un 60% del total y que tienen mayor incidencia entre poblaciones más expuestas a la radiación solar, debido a que la conjuntiva -a diferencia de otras membranas del cuerpo humano- sí está expuesta, al menos parcialmente, a la luz del sol.

Otro grupo de tumores relativamente frecuente son los de origen melanocítico, que en su mayoría son benignos y pigmentados, y en algunos casos se vinculan al consumo de tabaco. En el caso de tumores como la Neoplasia Escamosa de la Superficie Ocular (OSSN), que se considera la lesión maligna no pigmentada más frecuente en la conjuntiva, su aparición se ha vinculado según algunos estudios al virus del papiloma humano o incluso al VIH.

En general, podemos citar como factores de riesgo para la aparición de tumores del epitelio conjuntival los siguientes:

  • exposición a la radiación solar
  • consumo de tabaco
  • infección por papilomavirus
  • infección por VIH
  • personas con inmunodeficiencia en general
  • predisposición genética
  • exposición a agentes químicos derivados del petróleo
  • otras causas ambientales (externas)

Síntomas que indican la presencia de tumores

Por su localización, normalmente los tumores en la conjuntiva son fáciles de detectar visualmente, y se manifiestan normalmente por la aparición de un área que cambia de color, textura o incluso forma, pudiendo aparecer bultos o lesiones en el globo ocular.

En determinados casos puede ocurrir que los tumores aparezcan en lugares donde inicialmente no son detectados a simple vista, aunque sí pueden ser diagnosticados a tiempo por un oftalmólogo experto mediante un examen. En todo caso, conforme se expandan y aumenten de tamaño, causarán molestias en el ojo que sí serán apreciables. Los principales síntomas no visibles que pueden delatar la presencia de un tumor en la conjuntiva son:

  • irritación en el ojo
  • lagrimeo constante
  • sensación de presencia de un cuerpo extraño (bultos, arenilla, etc)

Tratamiento para los tumores de la conjuntiva

Como acabamos de decir, una revisión regular por un oftalmólogo experto es clave para detectar cualquier tumor en la conjuntiva del ojo, tanto uno visible en sus primeras fases como especialmente uno no visible, y evitar así que se extienda.

Si se trata de un equipo de oftalmólogos con la preparación y experiencia necesarios para estos casos, como los que integran la Clínica Oftalmológica Cobián Martos, éstos harán un examen evaluando una serie de factores como son los antecedentes del propio paciente, las características del tumor y su patrón de crecimiento, o si es un tumor congénito o adquirido; en este último caso, el oftalmólogo determinará también si ha podido ser causado por una lesión, la exposición a la radiación solar, una enfermedad, etc.

Aunque el examen del oftalmólogo puede en muchos casos determinar la naturaleza del tumor, para diferenciar entre una lesión benigna y una maligna o precancerosa será necesario en la mayoría de ocasiones realizar una biopsia, que acaba siendo, a menudo, un tratamiento en sí, ya que si el tumor es pequeño o se ha detectado a tiempo puede implicar su extirpación completa.

En todo caso, el tratamiento variará dependiendo del tipo, ubicación y tamaño del tumor, e incluso de las características del paciente. Para la mayoría de tumores de la conjuntiva que son benignos o asintomáticos, lo habitual es limitarse a un seguimiento periódico.

En el caso de tumores malignos que requieran tratamiento, éste puede consistir en cirugía menor, crioterapia, quimioterapia e incluso, en ciertos casos, radioterapia. Cuando es necesario extirpar grandes zonas de la conjuntiva, será necesario realizar injertos de mucosa del propio paciente. Existen también algunos fármacos en desarrollo que permiten detener el crecimiento de los tumores y la multiplicación de virus oncógenos.

Cómo prevenir los tumores de la conjuntiva

Al ser el sol uno de los factores principales de riesgo, una forma de prevenir algunos de estos tumores en la conjuntiva es usar gafas de sol con un filtro solar adecuado, así como evitar el tabaco o la exposición a ciertos agentes químicos. Sin embargo, para muchos de estos tumores la mejor prevención es acudir con regularidad a un oftalmólogo experto que haga una revisión periódica; aún más en el caso de que detectemos la presencia de una lesión, mancha o malformación en el ojo.

Hemos de incidir en que el diagnóstico precoz es absolutamente fundamental para evitar que los tumores de la conjuntiva progresen y se extiendan, causando daños irreparables a nuestra visión y a nuestra salud. El seguimiento por el oftalmólogo es también muy importante, tanto en el caso de tumores malignos que pueden reactivarse pasado un tiempo, como en el de lesiones benignas -las más habituales en la conjuntiva- que pueden, en determinados casos, ser premalignas (precursoras de una tumoración maligna).

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