HIPERMETROPÍA

¿Qué es la hipermetropía?

Para ver nítidamente, los rayos de luz paralelos deben converger en un punto focal situado
en la retina (ubicada detrás del ojo). Es decir, el objeto que estamos mirando debe
enfocarse en la retina, siendo esta la condición oftalmológica ideal (emetropía). Pero
cuando no es así, percibimos la imagen borrosa.

En la hipermetropía, el paciente ve borroso porque la imagen se forma por detrás de la
retina y no directamente sobre ella. Puede ser debido a que el ojo sea demasiado pequeño
o a que la córnea, el cristalino o ambos, no sean suficientemente potentes. La
hipermetropía, hacia cierto grado, se puede compensar gracias al poder de acomodación
del cristalino. Es decir, a su capacidad de aumentar la potencia cambiando su curvatura.
Cuanto más acerquemos los objetos, más debemos acomodar, lo que hace más difícil la
compensación. Por eso se dice que los hipermétropes ven peor de cerca. Un cierto grado
de hipermetropía es normal en los niños, ya que el ojo también va creciendo con la edad.

Hipermetropía

Tipos de hipermetropía

Existen distintas clases de hipermetropía que se pueden clasificar en función de: la
perspectiva anatómica y la perspectiva acomodativa.

● Perspectiva anatómica:

Hipermetropía de curvatura. Se da cuando la primera capa del cristalino presenta
un radio de un tamaño menor que el de un ojo emétrope.

Hipermetropía axial. Cuando se da por acortamiento del eje anteroposterior del ojo,
es decir, el ojo es más corto de lo habitual.

Hipermetropía de índice. Hace referencia al índice de refracción del ojo y aparece
si el cristalino o la córnea generan una refracción inadecuada.

● Perspectiva acomodativa:

Hipermetropía latente. Se da cuando el tono del músculo ciliar compensa el error
de refracción, lo que frena la hipermetropía temprana, aunque esta podría aparecer
más adelante.

Hipermetropía manifiesta. Se produce cuando el tono del músculo ciliar no logra
compensar las dioptrías. Pueden darse diferentes situaciones:

– Hipermetropía facultativa. La condición se compensa gracias a la acción del
cristalino, y no por el músculo ciliar.
– Hipermetropía absoluta. El problema no consigue ser compensado por
ninguna de las dos anteriores acciones.
– Hipermetropía total. Es una combinación de las dos condiciones anteriores y
presenta un nivel de gravedad importante.

¿Cómo se diagnostica?

La opción más recomendable para el diagnóstico de la hipermetropía es acudir a un
oftalmólogo para que identifique este defecto ocular de refracción mediante diferentes
pruebas indoloras:

● Análisis de los movimientos oculares.
● Medición de la tensión ocular.
● Agudeza visual y graduación.
● Prueba de refracción.
● Examen con lámpara de hendidura.

El oculista puede pedirte mirar hacia diferentes objetos a través de lentes, colocar gotas en
los ojos para dilatar las pupilas y realizarte algunas preguntas durante el examen ocular. Es
recomendable acudir a un oftalmólogo si ves borroso, especialmente de cerca en el caso
de la hipermetropía, y hacer revisiones oculares con frecuencia: cada dos o tres años si
tienes entre 55 y 64 años, y un examen al año si tienes 65 años o más. Los niños deberían
hacerlas a los 6 meses, a los 3 años, antes de empezar en primaria, y cada dos años en
edad escolar. Lleva a tu cita gafas, si ya las utilizas. En caso de lentillas el especialista
podrá pedirte que no las utilices unas horas antes de la prueba de visión.

Hipermetropía en niños

La hipermetropía infantil es común en la mayoría de los recién nacidos y suele corregirse
de forma natural en los primeros meses de vida, cuando el niño está desarrollando su
sistema visual (hipermetropía fisiológica). Sin embargo, si no se corrige por sí sola, es
importante saber detectarla rápidamente para evitar complicaciones como el ojo vago o el
estrabismo infantil. Además, suele presentarse a los 4 años de edad y su diagnóstico no
es sencillo, ya que el niño compensa la visión borrosa de cerca acomodando el cristalino
para enfocar los objetos. El tratamiento de la hipermetropía en niños y adolescentes, si esta
no desaparece, suele ser una corrección mediante el uso de gafas o lentes. Estas son las
claves para la pronta detección de la hipermetropía infantil:

● Problemas a la hora de leer y escribir.
● Bajo rendimiento escolar.
● Fatiga visual.
● Escozor y enrojecimiento que lleva a un parpadeo excesivo o hace que el niño se
frote los ojos.

¿Por qué se produce?: Causas de la hipermetropía

La causa de la hipermetropía es un error de refracción derivado de que la longitud axial
del globo ocular es más corta, de una córnea demasiado plana o de una potencia débil de
enfoque. Habitualmente es hereditaria. La córnea, capa del ojo transparente que permite el
paso de la luz y protege de las agresiones externas, junto con la lente o cristalino, tienen
la función de refractar la luz que entra en el ojo y enfocar objetos correctamente a diferentes
distancias (acomodación).

En una visión con ojo emétrope (sin errores de refracción), estos elementos refractan la luz
que entra en el ojo y permiten enfocar de forma nítida una imagen justo sobre la retina.
Pero en un ojo hipermétrope, la córnea no refracta la luz de forma adecuada, y el punto
donde se enfoca queda detrás de la retina, produciendo una visión borrosa de los objetos
más cercanos. Sucede lo contrario en un ojo miope, donde la imagen visual es enfocada
delante de la retina, normalmente por un globo ocular más largo de lo común. La
hipermetropía, la miopía y el astigmatismo son los principales defectos de refracción
(ametropías).

¿Cuáles son sus síntomas?

Algunos de los síntomas habituales que pueden sufrir los pacientes con hipermetropía son:

Visión borrosa de los objetos más cercanos.
Dolor o fatiga ocular tras pasar un tiempo delante de libros, pantallas u otros
objetos cercanos que requieren un esfuerzo de visión.
Enrojecimiento y ardor en los ojos, especialmente al terminar el día. Puede
aparecer también parpadeo demasiado frecuente, picor y lagrimeo.
Dolor de cabeza o cefalea, más habitual en la región frontal y tras un sobreesfuerzo
de acomodación del ojo para enfocar.
Estrabismo. Es la desviación en la dirección del ojo y puede surgir como reacción
involuntaria de la acomodación.

¿Cómo se puede prevenir la hipermetropía?

No se conoce ninguna forma en la que se pueda prevenir la hipermetropía en adultos
ni en niños. Sin embargo, es fundamental la realización de exámenes exhaustivos
periódicos para corregirla. Esto es especialmente importante en niños, para poder detectar
la afección en sus fases iniciales y mejorar la calidad de vida de los infantes. Además, la
hipermetropía infantil sin tratar puede derivar en otras enfermedades como estrabismo o
ambliopía. Existen algunas pautas para cuidar los ojos y evitar problemas oculares de
error refractivo como la hipermetropía:

Acudir al oftalmólogo ante escozor, necesidad de forzar la vista, dolor de cabeza o
la mínima duda de problemas de visión, tanto adultos como niños.
Utilizar gafas durante actividades diarias cuando el especialista lo recomiende para
conseguir que el defecto óptico no aumente.
● Mantener una luz ambiental y uniforme cuando se realicen actividades como leer o
utilizar pantallas de móvil u ordenador.
Descansar la vista realizando paradas cada 20 minutos, mirando durante 20
segundos a un punto fijo que se encuentre a 20 pies de distancia (unos 6 metros).
Controlar enfermedades crónicas como diabetes o presión arterial alta que
podrían afectar a la vista si no son tratadas.
Proteger los ojos de la luz del sol directa con gafas de calidad que bloqueen los
rayos ultravioleta. Protegerlos también de productos tóxicos o durante la realización
de ciertos tipos de trabajo o deporte.
● Mantener una alimentación saludable. Consumir fruta, verdura, hortalizas de hoja
verde y ácidos grasos Omega-3 puede tener un impacto positivo en la salud visual.

¿Cuál es el tratamiento de la hipermetropía?

¿Cómo corregir la hipermetropía? La hipermetropía se corrige con lentes positivas o
convergentes, que acercan el punto focal, adelantándolo hasta la retina.

También existen diferentes tipos de cirugía para corregir el defecto refractivo sin tener que
usar gafas, como el implante de lente intraocular o las cirugías mediante láser (LASIK o
PRK). La técnica a aplicar se decidirá según las características del ojo y las necesidades
visuales del pacientes, y es siempre una cirugía electiva y correctiva, pero no curativa.

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